domingo, 5 de junio de 2016

La basura es bella

    La basura es bella


Pensar en la basura como un principio y no un final. Ésa es la intención de Basurama, un colectivo de arquitectos nacido en 2001 que entiende el desecho como parte de nuestra sociedad de consumo. Con su nueva exposición, Abundancia, en la galería Moisés Pérez de Albéniz (Dr. Fourquet 20, 10.30-19.00 horas), pretenden concienciar sobre la cantidad de material que destruimos antes de tiempo y la facilidad con la que tildamos de inservible todo lo que usamos. Empezaron con un festival universitario que pretendía reutilizar materiales para diseño y, 15 años después, tienen proyectos en Sao Paulo y Taiwán, por ejemplo. Mónica Gutiérrez Herrero forma parte del proyecto desde sus inicios y recalca que aunque son pocos, -apenas cinco personas en el equipo-, «contamos con colaboradores locales y nos apoyamos en colectivos, voluntarios, vecinos, artistas... para establecer redes de trabajo».
Empezaron con un festival universitario que pretendía reutilizar materiales para diseño y, 15 años después, tienen proyectos en Sao Paulo y Taiwán, por ejemplo. Mónica Gutiérrez Herrero forma parte del proyecto desde sus inicios y recalca que aunque son pocos, -apenas cinco personas en el equipo-, «contamos con colaboradores locales y nos apoyamos en colectivos, voluntarios, vecinos, artistas... para establecer redes de trabajo».
Basurama propone, así, una reflexión a través de sus proyectos e iniciativas para «desprejuiciar la basura». Como Mónica explica, «calificar algo de basura es poner muchos prejuicios: que está sucio, que da asco... queremos que esa actitud cambie».
Para ellos, la basura no tiene porqué ser solo algo físico: reconocen tener ganas de atacar el problema de la basura virtual y «hacer algún día un proyecto con todo el spam que nos llega al correo diariamente», bromea Mónica.

A través de la muestra Abundancia , Basurama invita a bucear entre esa basura «invisible» que generamos día a día: el cartón de las cajas con las que protegemos absolutamente todo, desde comida a ropa. Una frase conductora, «nunca antes hubo tanta abundancia» marca la ruta de la galería, en la que el visitante debe adentrarse en una composición de cartón para poder ver lo que hacemos con él de manera diaria, abandonándolo cada vez más rápido a un lado de la acera. «La exposición es un diálogo entre nosotros y nuestra propia basura», explica Mónica. La finalidad de la exposición es, según ella, «que el visitante sienta lo abrumadora, abusiva y colonizadora que es la abundancia».
El colectivo cuenta en este momento con varios proyectos que también involucran a los niños: autoparques, por ejemplo, en donde los patios de colegios se revisten con nuevos juegos diseñados y construidos por los propios niños, los padres y los profesores. «Damos talleres en los colegios donde intentamos enseñar a reutilizar de manera creativa la basura». Y esa es la intención: darle una segunda vida a todo el material que cada vez antes damos por muerto.






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